.- Nuestras preocupaciones se cimbran, cuando no encontramos eco, cuando hay un vació en la información de la realidad en que nos ubicamos y por ende la sociedad en donde nos desarrollamos se muestra confusa y con un deterioro en la confiabilidad de sus componentes.

Es hora de ocuparnos y no preocuparnos, que seamos más sensibles ante las actuales circunstancias económicas sociales y políticas que marcan un nuevo rumbo de nuestra Nación.

Desde nuestra trinchera podemos realizar con emoción y creatividad, actividades que vengan a fortalecer a nuestras instituciones, con planeación integral.

Lo importante es que somos miembros de una generación que se está forjando en los momentos difíciles; viejos, jóvenes y niños, nos corresponde integrarnos, mentira que cada persona con diferente etapa de su vida debe de conformarse según sus circunstancias.

Es tiempo de olvidar actitudes revanchistas, aceleremos el paso para hacer a un lado el cansancio, hagamos un esfuerzo adicional para la consecución de nuestras metas y así daremos el golpe final a el mal que nos acecha, “la incertidumbre”.

Por eso vuelo a repetir que debemos de mirar lejos, sentir profundo y volar muy alto para alcanzar nuestros anhelos.

Busquemos un nuevo panorama, reforzando nuestros valores, analizando prioridades más reales y sensatas, a fin de dar respuestas más congruentes, a nuestras constantes demandas.

Definitivamente el trabajo redime a la naturaleza humana, ya que es la herramienta fundamental para una nueva construcción de nuestro destino. Pero el  secreto de la satisfacción en el trabajo, no está el obtener lo que deseamos, sino en redefinir lo que necesitamos.

Por eso es justo y necesario no perder el sentido de ubicación siempre haciendo posible que exista una producción programada con distribución equitativa para así obtener un bienestar creciente y armónico.

El síndrome de la desconfianza, hay que derrotarla, asestémosle el golpe furibundo con la energía de nuestros anhelos. Marchemos juntos eliminando obstáculos en nuestro caminar por los senderos de la vida, y así el mal desaparecerá en forma fugaz y se perderá en el universo.

Si estamos en el centro de la voluntad de Dios para nuestra vida, podemos soportar cualquier cantidad de tensión. Pero cuando no lo estamos hasta el éxito desenfrenado puede tener sabor amargo.

Existen enquistamientos dentro de las sociedades que se mantienen estables y se conforman ente los infortunios circunstanciales de los tiempos problemáticos de nuestra Patria; ¡No levantemos la guardia! mantengamos siempre la fuerza que nos da el espíritu, para enfrentar las adversidades.

Cada época nos trae sus riquezas y sus retos, hoy es tiempo de adoptar nuevas actitudes, nuestro momento actual es el mejor, porque es el que tenemos; reflexionar sobre lo ya caminado es bueno, nos ayuda a entender el presente, valorarlo y tener apoyos para seguir el camino con paso firme y contundente.

Hagamos más recia y penetrable la condición de raza que nos legaron nuestros antepasados, porque podemos seguir adelante y vencer siempre las tormentas de la intolerancia y navegaremos hacia tierra firme para llegar a la cúspide de una vida de bienestar creciente y armónico.

Todos aspiramos a vivir sin lugar a dudas una vida digna, pacífica y civilizada; porque de antemano sabemos que a la humanidad no le ha sido nada fácil salir de la barbarie y ahora en día todo es parte de la compleja situación de deterioro moral de la  sociedad.

La corrupción y la impunidad siguen galopando por nuestras vidas, solamente juntos pueblo y gobierno las combatiremos sin tregua alguna, pésele a quien le pese.

Estoy seguro que si fijamos nuestros objetivos a metas reales con beneficios tangibles al pueblo, seguramente aumentara la credibilidad tan deteriorada hoy en día. El ciudadano está sediento en participar con instituciones serias y maduras a fin de formar una alianza en donde se de una cara un futuro promisorio.

Es tiempo de buscar que todos los mexicanos nos sintamos como una parte alícuota de México, para que juntos pueblo y gobierno marchemos con gallardía y seguridad hacia estadios llenos de certidumbre

Siempre he repetido que el ser humano por lógica es el motor que moverá cualquier programa de trabajo que se dé en torno a una comunidad. Para que el territorio y la economía no sean trampas de desarrollo, menester es concebirlos asociados al ser humano.

Esta conjunción solamente se va a dar con un enfoque planificador, concibiéndolo como el conjunto de sentimientos, esfuerzos, voluntad e inteligencia, solamente con su quehacer cotidiano obtendrá muchas satisfacciones.

Debemos de tomar en cuenta que la izquierda ya tocó la puerta en México, aunque sólo sea por el implacable castigo de las crisis sobre los partidos que gobernaron por años, ahora nos tocara evaluar esta corriente.

Este nuevo ciclo de gobernanza empuja a unir austeridad, lo más deseable vayan de la mano, con políticas de estímulo para aumentar nuestra confianza en la productividad, por eso necesitamos una política que no esté carente de perspectiva.

La crisis de gobiernos anteriores que seguimos sintiendo, fueron por falta de estrategias ya que se ensayaron soluciones graduales mal concebidas, esto puso de manifiesto la falta de capacidad para fijar el rumbo político.

En conclusión con esta opinión, es indiscutible que las sociedades sufren grandes transformaciones y cambios estructurales en forma continua, es por lógica que el pensamiento humano transmuta por las innumerables influencias a la que se encuentra sometido, generando indudablemente patrones de comportamiento que difieren con respecto de una época con otra.

Para entenderlo es interesante describir lo que se ha vivido en el tiempo. Las características y equivalencia de las edades se conectan con la época y el momento histórico.

En el caminar de nuestra vida debemos de sacar lecciones de nuestros errores para prevenir y fortalecer el futuro.


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