.- Para ser un hijo bien nacido en esta tierra prodigiosa de Puerto Vallarta Jalisco, se requiere conocer nuestras raíces para consolidar nuestras costumbres y tradiciones.

He repetido varias veces que, un pueblo sin historia está destinado a desaparecer, la nuestra es bella, llena magia, pero sobre todo de episodios que nos muestran el orgullo de haber nacido y ser huésped permanente en esta región costera del norte de nuestro dinámico estado.

Nuestra ubicación es extraordinaria, poseemos una naturaleza con flora y fauna abundante que viene a darle el toque más importante a nuestro destino turístico.

En esta ocasión inicio Mis de la Garza q.e.p.d. quien escribió un interesante libro con motivo del primer centenario de la fundación de Puerto Vallarta, 1851-1951, precisamente en este último año nos dejó este gran legado que guardo como un tesoro.

Analizaré algunos párrafos que nos muestran la calidad de personas que decidieron establecer sus hogares en tiempos difíciles para el hábitat en esta costa norte del estado de Jalisco.

No se equivocaron, la fortaleza de sus familias los hizo enfrentar circunstancias difíciles por ser una zona selvática donde el peligro era constante.

La fuerza de nuestras familias debe estar siempre presente en esta comunidad costeña, ya que posee inmensos valores que dieron origen a esta tierra sacrosanta hoy reconocida a nivel nacional e internacional.

El tiempo pasa con tal rapidez, que no debemos de dejar pasar desapercibidos nuestros orígenes, ya que estos nos dan la energía necesaria para amar rotundamente a este paraíso que requiere del amor y trabajo de todos.

La Señora Margarita Mantecón de Garza escribía con mucha emoción lo siguiente: Conmovedor es hablar con los descendientes de la fundación de este maravilloso Puerto. Sólo la gloria de serlo los ufana, pero no los ensoberbece.

Son hombres parcos, recios y trabajadores. Sus almas permanecen nobles y diáfanas.

Toda una vida empapada de la belleza soberana que el Creador regaló a ese bien llamado “Paraíso Escondido” les da la parquedad y la fuerza para el trabajo.

Analizar este párrafo nos lleva a reflexionar que fuimos bendecidos al fundar este excelente lugar, con personas decididas a establecer sus hogares no importando los avatares del tiempo, ni las circunstancias en que se encontraba este espacio.

Su hospitalidad y solidaridad hizo que hubiese confianza para que otras familias tuviesen la oportunidad de establecerse, y así formar una comunidad muy unida.

Cuando se tiene el vigor y la energía para salir siempre adelante, es necesario fortalecer nuestro espíritu, de tal manera que ante cualquier adversidad caminemos juntos.

Poseemos casta de ganadores, porque a través del tiempo hemos salido adelante para hacer de nuestra tierra bendita de Dios, uno de los centros turísticos preferidos tanto de turistas mexicanos como de extranjeros. Cuando se refería a los fundadores, también lo aplicaba para todos porque decía: Así como ellos, todos los moradores del Puerto son infatigables. Tampoco sus almas se cansan. Una persona que muestra su amor, empezando con los fundadores y los forjadores de nuestra patria chica, es digna de reconocerle en todos los sentidos, su espiritualidad es grandiosa.

Gran ejemplo nos dejas Margarita, para seguir trabajando, para engrandecer a este paraíso escondido como tú lo llamaste, y deberá estar muy escondido en nuestro corazón para protegerlo, cuidando celosamente su medio ambiente y constituirnos en fieles protectores como hijos bien nacidos orgullosos de nuestra descendencia.

Como vallartenses y padres de familia, podemos enseñar a nuestros hijos a luchar por sus sueños; pero sobre todo, a esforzarse y aceptar los sacrificios que implican ir tras una meta, y motivarlos a perseverar y a disfrutar de sus logros.


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