- Desde hace algunos años, México ha dejado de estar entre los principales productores de esta flor a nivel global, pese a su relevancia económica y a su gran demanda cada 02 de noviembre por el Día de Muertos, explica Experta CETYS
.- La flor de cempasúchil, emblemática de las celebraciones del Día de Muertos en México, es un símbolo arraigado en la cultura y tradiciones de este país que se encuentra en medio de la controversia generada por el uso de semillas extranjeras y su creciente producción de origen chino.
A pesar de que el cempasúchil es nativo de México, desde hace algunos años la tierra mexicana ha dejado de estar entre los principales productores de esta flor a nivel global y, en cambio, China se ha posicionado como el líder productor en el mundo.
La producción en aumento de semilla y flor de cempasúchil en China ha generado un intenso debate en México, tanto por su valor cultural como por el impacto económico que tiene para las miles de familias mexicanas que se dedican al cultivo de esta flor como su principal actividad económica, explicó la Dra. Bertha Martínez Cisneros, coordinadora de la Licenciatura en Logística Internacional en CETYS Universidad Campus Mexicali.
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) estimó que en 2023 la producción de flor de cempasúchil superará las 21 mil toneladas, además de 2.4 millones de plantas y más de 509 mil manojos conocidos como rollos, que garantizan el suministro y abasto a nivel nacional para la demanda generada por las festividades del Día de Muertos.
Sin embargo, “el hecho de que se desaproveche el cultivo de estas flores para su uso industrial afecta a los productores mexicanos. La flor de cempasúchil tiene una gran importancia en materia económica, en concreto por su abundancia en carotenos que, en la industria avícola, se agrega a los alimentos que se le proporcionan a las aves y que le dan el color a los huevos y a la carne de pollo”, amplió la coordinadora.
Aunque la realidad es que países como China, Estados Unidos, Japón o India han mejorado la semilla de cempasúchil, con el fin de aumentar el número y tamaño de sus flores, para que tengan colores más intensos y ciclos de cultivo más cortos, además de reducir los aceites que le dan su olor característico, especialmente China se dedica al cultivo para uso industrial, motivo por el que el mercado mexicano le representa una oportunidad para seguir creciendo y diversificándose.
Junto a la creciente demanda nacional, la preservación y distribución eficiente de esta flor se ha convertido en un desafío crucial.
“Cada año vemos cómo las ciudades se van pintando de color naranja con cempasúchiles para celebrar el Día de Muertos, lo que hace que su demanda crezca.
Sin embargo, la forma en cómo tradicionalmente se comercializa en este país, a través de mercados, plazas y distribuidores de flores, abre la puerta para que el producto que viene de China entre en los supermercados y cadenas minoristas directamente”.
Es así como los productores mexicanos pierden posibles ganancias, al producir esa planta sólo para las festividades y teniendo que importar al gigante asiático la flor que necesita para uso industrial. “Incluso, aunque la flor sea cultivada en nuestro país, se utiliza semilla de origen extranjero para su cosecha.
Esta situación resalta la necesidad de regular y monitorear la producción de cempasúchil en China, así como fortalecer las medidas de protección y promoción de la producción local en México”, insistió la especialista.
Además, dijo, se deben implementar políticas que fomenten prácticas de cultivo sostenibles y respetuosas con el medio ambiente, para garantizar la preservación a largo plazo de esta flor simbólica.
“La controversia en torno a la producción china de cempasúchil representa una amenaza tanto para la herencia cultural mexicana como para la preservación genética de una especie milenaria.
Por esto, es imperativo que se tomen medidas regulatorias y de conservación a nivel internacional, para proteger la autenticidad cultural y, en torno a este proceso productivo, salvaguardar la integridad del medio ambiente”, concluyó la Dra. Bertha Martínez Cisneros.