.- Makoto Hagiwara nació en 1864 en Yamanashi, Japón, en una familia de origen samurái y una nación en transformación, pero la pobreza lo llevó a emigrar a California en 1878 con 14 años, concretamente a San Francisco, una ciudad que no recibía con los brazos abiertos a los inmigrantes asiáticos.

En San Francisco encontró trabajo como jardinero y, en 1895, fue elegido para diseñar y gestionar el Japanese Tea Garden, un oasis de cultura japonesa en el Golden Gate Park. Con su esposa y sus hijos, convirtió el jardín en un lugar mágico, sirviendo té y dulces tradicionales a los visitantes.

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Pero un día todo cambió.

En 1900, el alcalde James Phelan, conocido por su postura antiasiática, despidió a Makoto del Jardín de Té. Muchos de los vecinos de San Francisco protestaron y llevaron al ayuntamiento propuestas para que Makoto volviera a su puesto, algo que consiguieron gracias a sus presiones.

Tras volver a su trabajo, Makoto decidió que tenía que agradecer de alguna manera a sus vecinos su ayuda, así que creó un detalle que uniera su herencia con su nuevo hogar.

Inspirado en las tsujiura senbei, galletas japonesas con mensajes de papel usadas en templos, Makoto creó su propia versión. Cambió el miso y el sésamo por vainilla, adaptándose al paladar americano, y colocó un mensaje dentro de la galleta doblada mientras aún estaba caliente.

En 1914 comenzó a servirlas como gesto de gratitud a sus clientes, contratando a la pastelería Benkyodo para producirlas. Las galletas, con notas de agradecimiento o frases inspiradoras, encantaron a los visitantes. Y el boca a boca hizo el resto.

 

Acababan de nacer las galletas de la fortuna.

Durante la Segunda Guerra Mundial, la Orden Ejecutiva 9066 internó en campos de prisioneros a los japoneses-estadounidenses, incluyendo a la familia Hagiwara, que perdió el jardín. Mientras, los restaurantes chinos de California copiaron su galleta, popularizándola como “fortune cookie” tras la guerra.

Cuando la familia quiso reclamar la autoría de la galleta, surgieron más problemas. David Jung, de Los Ángeles, y Seiichi Kito, de la pastelería Fugetsu-Do, afirmaban haberla creado, pero distintas investigaciones, y que los moldes originales contuviesen sus iniciales «M.H.», acabaron por demostrar que habían sido creación suya.

Hoy, se producen 3.000 millones de galletas de la fortuna al año, un icono cultural que no nació en Asia, aunque lleva su espíritu a cada mesa.

Makoto murió en 1925, a los 61 años, sin conocer el impacto global de su creación. Su familia nunca recuperó el Jardín de Té, pero su legado vive en cada galleta que revela un mensaje de esperanza o inspirador.

Así fue como un mensaje de agradecimiento, nacido del corazón, desde un jardín de San Francisco, creó un símbolo que trasciende fronteras y que, hasta hoy, creías que había nacido en Asia…


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