.- Haciendo una breve reflexión  me doy cuenta que el tiempo ha transformado nuestras vidas, cuanto anhelo el volver a una sociedad donde todos seamos partícipes del progreso de nuestra comunidad.

La participación por ejemplo de nuestro amado México  en todas las bregas de nuestra historia ha sido tan inminente que señala instancias trascendentales en la formación nacional, desde su origen en el sacrificio de muchos hombres y mujeres, hasta la Independencia, Reforma y Revolución, teniendo en cuenta hasta nuestros días  su crecimiento material y social.

Es sabido que el único sendero de la libertad es el sendero de la justicia. Ahora en día tal parece que estamos inmersos en una mascara ficticia que solamente responde a los vaivenes de la vida olvidándonos de nuestros valores.

Solamente nos resta el tener dignidad para soportar inconsecuencias, pero sobre todo la lucha contra intereses mezquinos que atentan nuestros principios. La patria la formamos todos, el territorio es nuestro espacio en donde nos desarrollamos, política, económica y socialmente  en busca de una prosperidad que viva en armonía.

Hoy en día vemos con mucha preocupación, la inseguridad, corrupción,  lucha por poderes, valiéndoles un comino la vida republicana donde más de 130 millones de mexicanos están pidiendo a gritos que cesen las hostilidades contra una ciudadanía agraviada.

Las divisiones son el pecado más grande de la humanidad, ojala que encontremos los interlocutores más nobles, y leales, para poder llegar a acuerdos mas sensatos en donde la meta principal sea la de salir adelante en todos los aspectos, principalmente convocando a la unidad nacional, con creatividad, emoción y trabajo.

Quitemos las mascaras de la intolerancia, hagamos valer nuestros derechos como mexicanos; ya es justo que nos devuelvan la dignidad que poco a poco estamos perdiendo por causas ajenas a nuestros principios nacionalistas.

Ahora es tiempo de reflexión, para que hagamos más grande nuestra soberanía, sabiendo que contamos con fortalezas que nos legaron nuestros antepasados y que las celebraciones de nuestra independencia y revolución sean un signo de unidad y no de dispendio.

Somos un pueblo con cultura y ésta es riqueza que nos acompaña y acredita donde quiera que estemos, fomentémosla dándole prioridad, acrecentando la educación como la más grande inversión que puede una Nación concebir.

Creemos que hemos llegado a un consenso todos los mexicanos; que la propuesta de la educación es fundamental para el progreso de nuestro País.

Que el desarrollo de un pueblo,  su democracia,  su vida pacífica, su vida  cívica, dependen en gran medida de la educación de sus niños y jóvenes; el reto es que alcance para todos, por eso las escuelas y universidades públicas son parte esencial para el logro de un equilibrio de progreso. Todos con una educación integral, que significa precisamente el formar al hombre y a la mujer en todos sus aspectos.

Recordando que una educación puramente intelectual sin valores y sin principios morales, nos darán resultados sin habilidades ni capacidades para hacernos más daño.

Hago votos para que los conflictos en algunas de las universidades y normales del país lleguen a su fin. Que los interlocutores piensen en el costo beneficio de los mexicanos que ven a su Alma Mater como una fuente de bienestar para el logro de sus anhelos.

Que se quiten las mascaras del poder por el poder mismo, para llegar en forma más sensata a cumplir con el deber de servir a su patria con mayores oportunidades, por el contrario hacer crecer su infraestructura académica y administrativa.

Son los tiempos de mostrar que tenemos  todo para seguir adelante en el sendero de un bienestar para todos. Fuera todas aquellas personas que se hacen llamar estudiantes y suelen ser viles delincuentes, que constantemente movidos por intereses mezquinos cometen atrocidades en los planteles educativos.

Es tiempo de hacerles saber a quienes son los responsables de dirigir a estas instituciones educativas, que los puestos son circunstanciales, casuísticos y pasajeros; que están en su mejor momento para transcender como actores principales en la consolidación de una educación profesional pública, que es el detonante de progreso para cientos de miles de mexicanos,  están en espera de una solución pacífica, donde la inteligencia y honestidad triunfen.

Es hora de los consensos para que juntos luchen contra los factores que  dañan enormemente; pobreza,  inseguridad e inequidad. Un acto de justicia se concibe cuando existe respeto a la integridad de las personas.

Hago la siguiente reflexión; lo que es muy cierto a pesar de que tenemos uno de los sistemas educativos  más grandes de América, en México no existe una preocupación profunda de la sociedad por la educación, por ejemplo la clase política mexicana se ha caracterizado por su gran ignorancia e indiferencia frente a este fenómeno y no existen proyectos de enseñanza acordes con el proceso de democratización que vive nuestra Nación.

Lo que es un hecho es que el problema más severo sigue siendo el de los recursos financieros. Se necesita mantener  un sistema educativo solvente desde este punto de vista  y  todavía no se ha logrado. Tenemos mucha esperanza que los nuevos vientos del cambio consoliden la educación elevando sobre todo la calidad de la enseñanza.

Bien estimados lectores es hora de defender nuestra educación, buscando volver la vista, no solamente hacia el sector moderno, también debe prestar atención a los sectores marginados, a los grupos étnicos, a las zonas de pobreza.

Es por eso que urge el dotar de más recursos materiales y financieros a las escuelas y universidades públicas. Necesitamos líderes que salgan de estas aulas, bajo el objetivo de crear confianza buscando la integración al sector productivo de cada una de las comunidades originarias de los presentes y futuros profesionistas. Si queremos que en el nuevo camino se conduzca hacia estadios mejores debemos de tomar en cuenta objetivos y metas muy precisas.

.- Necesitamos un Estado promotor del desarrollo y la educación superior, donde se constituya una alianza para la integración donde se tomen en cuenta todos los factores que aseguren prosperidad para todos.


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