.- En un principio fue el técnico, luego la directiva, los jugadores y hoy, ya perdí la brújula, ya no sé a quién culpar del mal paso de las Chivas rayadas del Guadalajara, el equipo más popular de México, aunque ya no el más ganador.

Ver jugar a Chivas es como presenciar una apología de la inefectividad, es un tributo a la mediocridad, es darse cuenta que se puede luchar, e incluso, hasta se puede jugar bien pero jamás, bajo ningún motivo, ganar.

En el futbol y en el deporte en general lo único que importa es ganar, ya basta de esa frase mediocre de que lo que vale es competir, basta de escuchar que un empate es bueno, cuando siempre será como una derrota, rescatamos un punto, dicen ¡vaya conformismo y mediocridad!

El técnico, quien es un aprendiz apenas, Ricardo Cadena, ha buscado la alineación ideal y aun cuando ha caído en ocasiones en la misma terquedad del pseudo entrenador, Marcelo Michel Leaño de jugar en ocasiones sin centro delantero, por lo menos ha sido un poco más congruente en sus planteamientos, mismos que están, plagados de canteranos, lo cual no es ningún pecado sino por el contrario es una interesante apuesta.

Pero el equipo de una u otra manera, no funciona, no produce y es totalmente incapaz de anotar, lo cual es sumamente grave si entendemos la obviedad de que el futbol se gana con goles.

El pasado sábado, Chivas fue superior al bicampeón Atlas, pero no fue capaz de ganar, incluso estuvo cerca de perder, y esto, ahora sí que ya no sé a quién achacárselo, aunque lo más lógico es que sea a los jugadores, quienes son los que fallan frente al arco.

El Piojo Alvarado, el inefable del ingeniero Saldívar, y al final el tronco de Santi Ormeño tuvieron claras oportunidades de anotar y no lo hicieron, aunado a dos buenos disparos de Alexis Vega, uno de ellos que dio en el travesaño. Chivas no anota, Chivas no pega, Chivas no sirve para nada.

La directiva no tiene ni idea, Amaury Vergara está más perdido que Gandhi en un centro comercial, Ricardo Peláez está convertido en un auténtico cero a la izquierda, y Cadena hace lo humanamente posible por sacar adelante a un equipo que ya al parecer, se siente cómodo navegando en el mar de la mediocridad.

Yo siempre culpo a los técnicos del mal paso de los equipos, así como ataco a los gerentes de los restaurantes, los directores de empresas, si estos no dan un buen servicio o no son productivas, o al director de la orquesta si ésta no ofreció una buena ejecución, porque son los responsables, quieran o no, del éxito o fracaso de sus encomiendas.

Ricardo Cadena tiene mucho que ver en el pésimo arranque del torneo de Chivas, sin embargo, el mal, creo yo, viene desde arriba, y siendo así, estamos perdidos, y digo estamos porque soy parte de esta religión que representa el Rebaño Sagrado.

Se habla de que el equipo será vendido, de que terminaran por aceptar extranjeros, de que saldrá Cadena, de que ya se va Peláez, pero pasan los días, y la solución no llega, y lo cierto es que el equipo más querido, el más popular, el único mexicanísimo, se comporta como un equipo chico.

Seguramente los integrantes del campeonísimo se estarán revolcando en su tumba, los que ya murieron, y los que viven estarán más que decepcionados al ver cómo se juega con más de cien años de historia, y lo que es peor, a nadie, directivos, técnicos, entrenadores y jugadores, parece importarles un soberano comino.

Algo se tendrá que hacer para rescatar este Titanic rojiblanco que va en picada, de lo contrario podría sepultarse al equipo más popular del país, al equipo que se convirtió en una religión para muchos, -me incluyo- y que hoy por hoy, causa mucha vergüenza.


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