.- Miles de extranjeros se concentraron en el centro de Bucerías para admirar la tradicional procesión por mar, en la que participaron cerca de un centenar de embarcaciones, desde simples jetskis, hasta lanchas y catamaranes de los pescadores de la región.
La masiva navegación que incluyó algún yate, provocó gran atracción de turistas extranjeros que abarrotaron las céntricas playas de ese pueblo de pescadores.
Desde temprana hora los visitantes que ya saben de este acontecimiento, buscaron una mesa adecuada en los restaurantes cercanos a lo que se conoce como el “malecón” de Bucerías, y los que no alcanzaron mesa se ubicaron sobre la arena a esperar la llegada de los navegantes.
Los restaurantes más concurridos por los extranjeros fueron Mariscos el Gordo y Adriano’s, así como El Chivero, por localizarse sobre la playa del centro, a unos metros del conocido lugar como El Punto, donde los ostioneros cosechan los mejores ostiones y pulpos que luego se expenden en los restaurantes de lujo.
Sin duda que el mayor atractivo de esta celebración es la gran procesión marítima a cargo de pescadores locales, quienes llevarán una antorcha, además de la personificación de la Virgen y una gran cruz, desde el pueblo vecino La Cruz de Huanacaxtle hasta la playa del centro de Bucerías, donde una docena de sacerdotes participan en la celebración de una eucaristía solemne para pedir por un buen año de pesca, salud y prosperidad para los pobladores.
Alguien comentaba qué bonito recordar las bendiciones que llegan por mar a un pueblo, y contemplar a las embarcaciones todas decoradas con flores frescas de colores y a las cuales aguarda una masa compacta de hombres y mujeres para juntos dar inicio de la patrona del pueblo María Reina de la Paz.
La mañana parecía larga, casi eterna, pero los extranjeros no perdían la calma, porque les habían contado que hoy era un gran día de fiesta en Bucerías y así lo indicaba la gran cantidad de gente que llegaba con sus familias, que atravesaba la plaza, acelerar sus paso e irse al pie de la arena a mirar el horizonte, a esperar las embarcaciones que saldrían desde el pueblo vecino, a más de un kilómetro, la Cruz de Huanacaxtle.
Desde la carretera se observaba una gran muralla de cuerpos humanos, gente formada que hicieron desaparecer las icónicas letras del pequeño malecón, a un lado del mercado, entre los restaurantes El Gordo y Adrianos y todo llegaba hasta el Chivero y por el sur, hasta la playa conocida como El Punto.
En la esquina de la iglesia y el mercado grupos de turistas se veían como siempre los habitantes de ese pueblo han querido, como cuando en Puerto Vallarta caminan los turistas del crucero por el malecón. Grupos o familias de residentes locales también gozan de la fiesta en honor de María Reina de la Paz.
LOS CHARROS, UN PUNTO Y APARTE
Sobre la calle Alfredo V Bonfil, frente a la escuela primaria, los charros formaron un espectáculo aparte, con su banda propia que tocaba toda clase de música ranchera para que los caballos bailadores se lucieran y con ellos sus jinetes que orgullosos hacían que el cuaco siguiera el ritmo de la música ante la admiración de los turistas canadienses y americanos e incluso algunos nacionales.
Ahí estaban los Alazanes y también las escaramuzas Las Alazanas de Bucerías, con su colorido vestido rojo. Don Antonio Reynoso y su hijo, vestidos a la usanza charra, pero de blanco también se sumaron a la alegría de sus vecinos los charros de Bucerías. En la plaza había música por todos lados.
Este ambiente se perdía solo al ingresar a la iglesia, donde algunos extranjeros también se congregaron a los feligreses locales para presenciar primero las espectaculares danzas prehispánicas con sus emplumados trajes y sus disfraces, pero luego se concentraron en el sacrificio de la misa, aunque muchos no comprenden por la diferencia de lenguaje.
En el atrio del templo se colocaron puestos de comida, de tacos y de otras especialidades donadas por los pescadores y agua fresca para los sedientos paseantes. Desde la carretera, la plaza y las calles adyacentes se ven llenas de gente que va y viene o se planta en los restaurantes y todos lucen llenos a todo lo que dan.
Esto es Bucerías, pero solo en la fiesta patronal en honor de Nuestra Señora María Reina de la Paz. (Eugenio Ortiz Carreño/Bahía de Banderas)