.- El español Carlos Alcaraz se impuso ante Jannik Sinner al salir triunfador en la final de Roland Garros celebrada este domingo. Con más de cinco horas de juego, el evento se convirtió en la final más extensa en la historia del torneo parisino. Hasta ahora, el desenlace más largo había sido el de 1982, en la que el sueco Mats Willander necesitó 4 horas y 42 minutos para derrotar al argentino Guillermo Vilas.
Carlos Alcaraz mantuvo bien resguardado su fortín de Roland Garros, donde sumó su quinto Grand Slam tras levantar tres bolas de partido y derrotar en cinco sets al italiano Jannik Sinner, número 1 del mundo, 4-6, 6-7(4), 6-4, 7-6(3) y 7-6(2), en 5 horas y 29 minutos.
El tenista de 22 años se convierte en el primer tenista nacido en el siglo XXI que levanta 20 trofeos y en el tercero más joven que alcanza la cifra de cinco grandes, sólo superado por el sueco Bjorn Borg, que lo hizo con 21, y su compatriota Rafa Nadal, que tenía sólo un día menos que Alcaraz.
Nunca antes había ganado Alcaraz un partido tras perder los dos primeros sets y solo dos veces un campeón de Grand Slam levantaba la copa tras sobrevivir a bolas de partido, el argentino Gastón Gaudio en Roland Garros de 2004 contra su compatriota Guillermo Coria y el serbio Novak Djokovic en el Wimbledon de 2019 contra Roger Federer.
A falta de calidad, la final fue de una prueba de infartos, hizo vibrar al público y despertó todas las emociones. Alcaraz se sobrepuso a todo, a un número 1 del mundo en la plenitud de su forma que encadenaba 20 victorias en Grand Slam, que le tuvo contra las cuerdas, dos sets arriba y tres bolas de partido, pero acabó desgastado, fundido ante la capacidad de resistir de su rival.
Desde el inicio los nervios pudieron más que la calidad y ahí Sinner se condujo mejor, se asentaba en la solidez de su tenis para paliar que el servicio no le estaba funcionando.
Suficiente para ganar el primer set a un Alcaraz impreciso, que multiplicaba los errores y permitía al italiano ganar el primer set, el trigésimo consecutivo en Grand Slam. Encadenó cinco juegos consecutivos y se frotaba las manos con el 3-0, pero llegó la respuesta del campeón.

Recuperó su potencia, mejoró su servicio y obligó a Sinner a colocarse a la defensiva. Del 4-1 se pasó al empate a 5 y pudo ser peor por el italiano si no llega a ser porque en ese momento comenzaron a entrarle los primeros servicios.
El italiano no se amilanó, elevó el nivel para contrarrestar la recuperación del español y en el juego de desempate se apuntó el 2-0 en la segunda bola de set. Alcaraz estaba ante el desafío de su vida. Acostumbrado a bregar en aguas turbulentas, el reto era superlativo. Nunca antes en su carrera había conseguido levantar dos sets en contra y hacerlo contra el número 1 del mundo en el mejor momento de su carrera no facilitaba las cosas.
Por si fuera poco, dejaba escapar su servicio a las primeras de cambio en el tercer acto, la fosa que le separaba de la gloria era inmensa y su tenis se liberó. La final comenzaba a tomar tintes épicos. Cuatro juegos consecutivos del español para llevar la duda a la mente un Sinner que, aunque consiguió recuperar la ventaja, cedió finalmente el cuarto set.
El primero que perdía en el torneo, con lo que rompía una racha de 31 en Grand Slam, que comenzó en octavos de final del Abierto de Australia contra el danés Holger Rune. Tres horas de juego y las armas estaban en todo lo alto. Alcaraz caminaba por el filo de la navaja, sin margen de error, pero el italiano en traba también en un terreno ignoto. Desde su vuelta a las pistas nadie le había exigido tanto y su aguante físico era una incógnita.
Alcaraz tenía comprobada su fortaleza con nueve victorias en maratones de cuatro horas, pero Sinner nunca había ganado un partido por encima de ese umbral. Todo el trabajo atlético que ha hecho el transalpino estos últimos meses quedaba a examen. Aún tenía que arrebatar el saque del italiano, pero la comunión con la Phlippe Chatrier efectuó su magia cuando se cumplían las 3 horas y 50 minutos, el umbral tras el cual Sinner no conocía más que la derrota.
Alcaraz recuperó su genio, ante el regocijo de Spike Lee o Dustin Hoffman, entusiasmados con la gesta del español, que encadenó cuatro juegos consecutivos para forzar otro desempate en el que estuvo excelso camino del quinto acto, como el año pasado ante Zverev, al ritmo de ‘Sweet Caroline’ de Neil Diamond.
Sinner se frotaba los ojos, incrédulo ante lo que sucedía y el español se colocó 2-0, una renta que llevó hasta que con el 5-4 servía para el título. Pero el guion de la final estaba escrito en el lenguaje más enrevesado y al italiano le quedaba oxígeno para seguir persiguiendo el título.
Por encima de las 5 horas les que daban todavía golpes magistrales para llevar el choque a un ‘super desempate’ en el que, camino de las 5 horas y media de tensión y épica, la raqueta de Alcaraz escupió golpes magistrales camino de la gloria. ATP Tours