- El Índice de Alimentación Saludable Alternativa (AHEI) fue el que mostró la asociación más fuerte con un envejecimiento saludable
Un reciente estudio, publicado en Nature Medicine, basado en dos grandes cohortes de hombres y mujeres en Estados Unidos ha revelado que una mayor adherencia a patrones dietéticos saludables durante la mediana edad se asocia con un envejecimiento más saludable. Tras un seguimiento de 30 años, los investigadores encontraron que ciertos patrones dietéticos ofrecen beneficios significativos para la longevidad y la calidad de vida en la vejez.
En este trabajo los investigadores analizaron la relación entre la adherencia a ocho patrones dietéticos ampliamente estudiados y la probabilidad de alcanzar un envejecimiento saludable. Estos patrones incluyeron el Índice de Alimentación Saludable Alternativa (AHEI), la dieta mediterránea, la dieta DASH, la dieta MIND, el Índice de Dieta Basado en Alimentos de Origen Vegetal Saludables (hPDI), el Índice de Dieta Basado en Alimentos de Origen Vegetal Total (PHDI) y los índices de respuesta inflamatoria dietética (rEDIP y rEDIH).
De todos estos patrones dietéticos, el AHEI fue el que mostró la asociación más fuerte con un envejecimiento saludable. Los participantes que se encontraban en el grupo de mayor adherencia al AHEI tenían un 86% más de probabilidades de alcanzar los 70 años con buena salud y 2,24 veces más probabilidades de llegar a los 75 años sin enfermedades crónicas ni deterioro funcional. Le siguieron de cerca el rEDIH, la dieta mediterránea y la dieta DASH.
Factores clave para un envejecimiento saludable
Aunque cada patrón dietético tiene sus propias particularidades, todos comparten principios comunes: un alto consumo de frutas, verduras, cereales integrales, grasas insaturadas, frutos secos y legumbres, una cantidad moderada de productos lácteos y una reducción en el consumo de grasas trans, sodio, carnes rojas y procesadas.
Por ejemplo, la dieta mediterránea enfatiza el consumo de aceite de oliva, el pescado y los frutos secos, mientras que la dieta MIND pone un foco especial en los frutos rojos por sus beneficios para la función cognitiva. La dieta DASH, por su parte, está diseñada para reducir la presión arterial limitando la ingesta de sodio. En cuanto al hPDI, este otorga puntuaciones más altas a los alimentos saludables de origen vegetal y penaliza el consumo de productos animales.
Uno de los hallazgos más relevantes del estudio es la relación inversa entre la ingesta de alimentos ultraprocesados (UPF, por sus siglas en inglés) y la calidad de la dieta. Un mayor consumo de estos productos estuvo asociado con menores probabilidades de un envejecimiento saludable, reafirmando la importancia de optar por alimentos naturales y mínimamente procesados.
Los investigadores también analizaron cómo cada patrón dietético influye en los distintos dominios del envejecimiento saludable, encontrando que:
- El AHEI fue el índice más fuertemente asociado con el mantenimiento de la función física y la salud mental.
- El PHDI mostró la relación más fuerte con la preservación de la función cognitiva y la supervivencia hasta los 70 años.
- El rEDIH fue el mejor predictor de ausencia de enfermedades crónicas en la vejez.
Estos hallazgos sugieren que diferentes patrones dietéticos pueden optimizar distintos aspectos del envejecimiento saludable, reforzando la importancia de una dieta variada y equilibrada.
Aportaciones nuevas
Los datos que se extraen de este estudio respaldan investigaciones previas realizadas en otras poblaciones como Francia, Australia, China e Israel. En el estudio SUPLEMENTATION en VItamines et Minéraux AntioXydants y en el Singapore Chinese Health Study, por ejemplo, una mayor adherencia a una dieta mediterránea se asoció con un 36% y un 53% mayor probabilidad de envejecimiento saludable, respectivamente.
En el Melbourne Collaborative Cohort Study, el patrón dietético más fuertemente asociado con el envejecimiento saludable estaba basado principalmente en frutas, mientras que el que mostró una relación inversa incluía un alto consumo de carne roja. De manera similar, otros estudios han encontrado que una mayor ingesta de frutas, verduras de hoja verde y cereales integrales mejora la salud en la vejez, mientras que un alto consumo de grasas trans, sodio y carnes procesadas tiene un impacto negativo.
A pesar de los datos robustos y de la amplia cantidad de la muestra, los autores reconocen algunas limitaciones. Por un lado, la función cognitiva y física se evaluó mediante cuestionarios autoadministrados en lugar de pruebas objetivas, lo que podría afectar la precisión de los resultados. Además, dado que la población del estudio estaba compuesta mayoritariamente por profesionales de la salud, los hallazgos podrían no ser completamente generalizables a la población general.
Implicaciones para la salud pública
No obstante, los hallazgos de este estudio refuerzan la idea de que una alimentación saludable en la mediana edad puede ser una estrategia efectiva para promover un envejecimiento saludable. Más allá de prevenir enfermedades crónicas, adoptar patrones dietéticos equilibrados puede mejorar la función cognitiva, la salud mental y la movilidad en la vejez.
Además, desde una perspectiva de salud pública, los autores indican que estos resultados subrayan la necesidad de fomentar políticas y programas educativos que promuevan una mejor alimentación en la población general. Iniciativas como el etiquetado nutricional claro, incentivos para el consumo de alimentos frescos y campañas de concienciación pueden desempeñar un papel clave en la mejora de la calidad de vida de las generaciones futuras.